Perros de asistencia, uno más en la familia
28/04/2023
28/04/2023
Por:
Mónica Kern Gómez.
Especialista en perros de asistencia.
Voluntaria en Perruneando Madrid
La Ley de Perros de Asistencia de la Comunidad de Madrid (CAM) dice que:
“los perros de asistencia son aquellos a los que se les otorga tal condición al haber sido adiestrados para dar servicio a personas con alguna discapacidad con el fin de contribuir a mejorar su autonomía personal y su calidad de vida”.
Esta ley también clasifica y denomina los tipos de perros de asistencia que hay (de lo que hablaremos más adelante), las obligaciones y derechos del usuario, cómo tiene que ir identificado el animal, condiciones sanitarias que debe cumplir… y en algún momento dice, que todo esto es sin perjuicio de las condiciones que debe cumplir como animal doméstico de compañía. Pero ¿qué condiciones son esas que debe cumplir? ¿Dónde trata el tema del bienestar físico, emocional y social del perro, y la relación que tiene que tener con su usuario?
En este artículo entenderemos el rol de los perros de asistencia desde una perspectiva diferente a la aforada en la legislación vigente actual en España.
Una de las cosas más importantes para poder tener un perro de asistencia es que el usuario desee que un perro forme parte de su vida como miembro de la familia, que quiera un compañero con quien compartir su tiempo, que lo quiera independientemente de que le ayude. Si busca “algo” que solo le ayude con su discapacidad hay una gran gama de alternativas que le pueden facilitar o permitir realizar esas tareas imposibles o muy difíciles de ejecutar en su situación.
Un perro es un animal social, tiene una serie de necesidades que debemos cubrir en todas sus dimensiones (física, mental, social y emocional), no es una máquina que si no nos gusta o no se acopla a nosotros, podamos cambiar por otra, a ver si esta se acopla mejor, o por lo menos, no debería ser así.
El perro no es un instrumento, tiene que ser perro por encima de todo, necesita relacionarse con otros perros, con otras personas, necesita tener paseos tranquilos, correr por el parque o por el campo… No puede estar todo el día “trabajando” sin que tenga momentos para él y compartir ratos sociales y afectivos con su usuario.
Si el perro sólo “asiste” y no tiene esos ratos va a acumular estrés, y esto, empeorará el trabajo en equipo, la relación con su usuario y hará que el perro tenga déficit en todas las dimensiones del comportamiento. Y en definitiva, no va a ser feliz.
Además, los perros de asistencia, tienen que soportar más nivel de estrés que los perros de casa. Tienen que ir en transporte público, entrar en centros comerciales, acompañar a su usuario al trabajo, a eventos, al médico… deben acompañar en espacios altamente cargados de estímulos y aparte de asistirle, tienen que tener un comportamiento ejemplar. Por eso, otra de las cosas más importantes, es enseñar al perro a gestionar bien las situaciones de estrés que se puede encontrar, de tal forma que esas situaciones dejen de ser elementos estresantes y pasen a formar parte de su día a día. Para esto entrenamos al perro con ejercicios de control, autocontrol, solución de problemas, gestión de la frustración y le vamos presentando todos los lugares y contextos en los que deba desenvolverse de manera progresiva y amable.
Definitivamente no, para que un perro pueda ser entrenado como perro de asistencia necesita una serie de características. Aparte de lo que viene estipulado en la Ley, (llevar microchip, estar esterilizado, no tener ninguna enfermedad infecto-contagiosa, estar vacunado, desparasitado interna y externamente, tener un seguro de responsabilidad civil y, de momento, hasta que la legislación diga lo contrario, los perros clasificados como potencialmente peligrosos no pueden ser perros de asistencia) tiene que cumplir los siguientes requisitos:
Si no cumple con estas condiciones, puede ser un perro de familia pero no puede ser adiestrado como perro de asistencia.
En Perruneando, creemos que lo fundamental para lograr ese equipo funcional y feliz en toda su amplitud es el vínculo humano-perro, la persona tiene que querer al perro y el perro a la persona. También creemos que es de vital importancia trabajar muy bien la gestión del estrés para que ese vínculo no se vea afectado y el perro esté en armonía en todas las dimensiones del comportamiento.
Por eso, habitualmente trabajamos con usuarios que ya tienen perro o que desean adquirir un perro como compañero de vida, como parte de la familia, no como un perro que me va a ayudar (esto no quiere decir que no se pueda adiestrar a un perro como perro de asistencia y entregárselo a alguien que lo necesite), porque así nos aseguramos de que existe ese vínculo afectivo, y de que el usuario quiere compartir su vida con el perro siendo este parte de su familia.
Cuando alguien se pone en contacto con nosotros para este tipo de adiestramiento, el primer paso a dar es programar una visita para entrevistamos con la persona interesada y tutor del perro para testar la relación que tiene con él y asegurarnos de que está dentro de nuestra filosofía de trabajo, como hemos descrito antes, con esta primera toma de contacto, comprobamos si hay un vínculo emocional y social, y si el perro es uno más de la familia.
Una vez comprobado lo anterior, testamos el comportamiento del animal para ver si puede ser adiestrado como perro de asistencia: relación con personas, con otros perros, como se desenvuelve en el entorno y contextos habituales de la persona, niveles de estrés, estabilidad emocional y capacidad de aprendizaje.
Si el perro y el tutor resultan aptos, comenzaría la fase de entrenamiento del perro, empezando siempre por la gestión del estrés, para asegurarnos del bienestar del perro a nivel emocional en el proceso de aprendizaje y a lo largo de su vida, y trabajando junto al tutor las habilidades que tiene que realizar el perro para proporcionarle la ayuda según sus demandas y necesidades reales.
Con esto, formamos un equipo/binomio beneficioso para ambos. Por un lado, el tutor se preocupa del bienestar de su perro porque le quiere, es un perro de familia que sale, se relaciona, tiene interacciones relajadas, momentos de relaciones afectivas con su tutor, y además le ayuda cuando lo necesita. Por otro lado, el perro tiene un rol establecido dentro del equipo/binomio, el de ayudar a su tutor cuando lo requiera de forma voluntaria gracias a ese vínculo, de hecho, algunos de los perros han mostrado conductas de ayuda a sus tutores que nosotros no les hemos enseñado previamente, eso sí, utilizando herramientas que ya conocían, hemos podido observar cómo algunos perros han sacado a sus tutores de situaciones de bloqueo emocional o cognitivo, guiándoles fuera de la situación que provocaba esos bloqueos, esa conducta nunca se entrenó con el perro, el perro utilizó herramientas que ya le habíamos enseñado anteriormente como tensar la correa para ayudar al tutor a equilibrarse, pero la iniciativa de ayudar a su compañero a salir de esa situación, fue de ellos.
En España, no hay una legislación estatal de perros de asistencia, porque en lo referente a Servicios Sociales, las Comunidades Autónomas tienen competencia exclusiva. Así que cada una legista su propia ley. A día de hoy, todas las Comunidades tienen su propia ley, con pequeñas diferencias entre ellas, pero en general hay reconocidos cinco tipos de perros de asistencia (para ver más detalle recomendamos la lectura de Mercedes Ortolá en nuestro blog ENLACE):
El resto de perros que no estén adiestrados para este tipo de ayudas, están fuera de la clasificación de perros de asistencia.
Diversos estudios demuestran que la convivencia con perros mejora la autoestima, el sentimiento de soledad, la empatía y las relaciones sociales, y que además aumenta los niveles de oxitocina (hormona de la felicidad) y disminuye los niveles de cortisol (hormona del estrés), por lo que el acompañamiento de nuestro perro, con el que tenemos ese vínculo afectivo, es beneficioso y puede ser de gran ayuda para algo tan importante como es nuestra salud mental y emocional.
De hecho, a pesar de no estar reflejado en la ley, una de las ayudas más importantes que reciben los usuarios de perros de asistencia (aparte de la ayuda física lógicamente) es el soporte emocional que les aporta ese binomio basado en el vínculo afectivo que forman con su perro y compañero de vida, les da seguridad y aumenta su confianza.
Entonces ¿por qué no está legislado el perro como soporte emocional?
A los perros de ayuda psicológica o psiquiátrica se les llama “perros de apoyo emocional”, y no necesitan un adiestramiento específico, solo que estén ahí, por lo que no entran en la clasificación de perros de asistencia.
Pero… ¿solo tienen que estar ahí para acompañarnos? ¿No podrían sacarnos de “bloqueos” por ansiedad, sacarnos a la calle en caso de problemas de agorafobia, llevarnos a un sitio más tranquilo si no nos encontramos bien, calmarnos en momentos de euforia, llevarnos a casa si nos desorientamos o recordarnos que nos tenemos que tomar la pastilla?
Nos olvidamos de que además, de las dificultades o limitaciones físicas y/o cognitivas, están las limitaciones relacionadas con la dimensión emocional de la persona, que pueden venir acompañadas o no por una situación de discapacidad, y que pueden llegar a ser más incapacitantes que las propias derivadas de su discapacidad física y/o cognitiva. En el caso de las personas que si tienen certificado de discapacidad, van a poder beneficiarse de ese apoyo emocional que ya les va a ofrecer el perro además de la asistencia especifica que les dé en cada caso concreto, algo que a día de hoy, una persona que no tenga ese certificado de discapacidad pero sí sufra de problemas emocionales y de salud mental que interfieren en su calidad de vida, no podrá beneficiarse.
Partiendo de una perspectiva integral de la persona, y siendo fácil entender la importancia que tiene y cómo afecta nuestra salud emocional y mental a nuestro día a día y a nuestra calidad de vida, desde Perruneando, consideramos que debería de estudiarse la posibilidad de crear la figura legal del perro de soporte o apoyo emocional para aquellas personas que a pesar de que esta figura les podría ser de gran ayuda para afrontar procesos emocionales que en muchas ocasiones les acompañarán de por vida, no pueden certificar a sus perros debido a la falta de legislación al respecto.
Ghost es mi motor de vida, quien me devolvió la sonrisa después de muchos años y quien logra que me levante cada día y siga luchando por salir adelante. Es el espejo en el que veo cómo crecer y aprender a vivir mejor. Es mi muleta al caminar y mi fortaleza para mirar al futuro. Definir mi relación con él… él es el océano de amor infinito que olvidé que existía y que cada día me recuerda que está cada segundo presente en mi vida, tanto en los buenos como en los malos momentos.
Ordóñez Pérez David,Vivir feliz con mi perro. Editorial Pinolia 2023.
Ley 2/2015, de 10 de marzo, de Acceso al Entorno de Personas con Discapacidad que Precisan el Acompañamiento de Perros de Asistencia de la CAM.
Petersson, M., Uvnäs-Moberg, K., Nilsson, A., Gustafson, L. L., Hydbring-Sandberg, E., & Handlin, L. (2017). Oxytocin and cortisol levels in dog owners and their dogs are associated with behavioral patterns: An exploratory study. Frontiers in psychology, 8, 1796. Disponible en: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2017.01796/full
Díaz Videla Marcos, Olarte María Alejandra, Camacho Javier Martín. Perfiles básicos del humano compañero del perro: Una revisión teórica en antrozoología guiada por el enfoque multimodal. Rev Arg Cs Comp. [Internet]. 2015 Dic [citado 2023 Abr 24] ; 7( 3 ): 00-00. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-42062015000300009&lng=es.