¿Hay intercambio de patógenos en las sesiones de intervención asistida con perros?
06/10/2023
06/10/2023
Por:
Autor del libro “Cuida a tu perro, manual de primeros auxilios y bienestar canino”.
Gestor de recursos de seguridad de emergencias por la ULPGC. Técnico en emergencias sanitarias.
Perito Judicial en Adiestramiento y Conducta Canina.
Experto profesional en aprendizaje animal y métodos de educación y adiestramiento orientado a perros detectores, de seguridad y rescate. UNED
Dog Emotion and Cognition Duke University.
Animal Behaviour and Welfare. The University of Edinburgh.
Adiestrador canino profesional por la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales, ANACP.
Técnico en modificación de conducta canina, por la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales, ANACP.
Las intervenciones asistidas con animales (IAA), concretamente con perros, empiezan a ser cada día más habituales en centros sanitarios españoles. Ya sea residencias de tercera edad u hospitales, probablemente el grueso de esta actividad se dé en centros socio-sanitarios, por lo que la higiene y por ende la prevención de las zoonosis (la transmisión de enfermedades desde los demás animales a los humanos), son una de las mayores preocupaciones de los responsables de estos proyectos, exigiendo que los perros participantes, más allá de su selección y entrenamiento, estén al día de todas las vacunas necesarias, métodos de desparasitación interna y externa, así como bañados y/o cepillados en las 24-48 horas previas al encuentro de los perros con los pacientes.
A propósito de algunos trabajos recientes sobre el tema, se revisan algunas de sus conclusiones más interesantes.
La ciencia nos da una respuesta muy llamativa, ya que nos confirman que los perros no son una fuente de gérmenes peligrosos, aunque sí que podrían servir de vectores (igual que las personas) para “pasar” ciertos patógenos entre los pacientes que están participando en las actividades asistidas por ellos.
No hace mucho, se hizo célebre un estudio [1] que se dio a conocer por los medios de comunicación generalistas con titulares del tipo “la barba de un hombre tiene más gérmenes que un perro”, cuando en realidad las conclusiones del estudio apuntaban a que las medidas de limpieza deberían mejorar en los hospitales, especialmente en las máquinas de uso compartido por varios pacientes.
La higiene de los perros siempre ha sido motivo de inquietud entre algunos sectores. Hay quien se pregunta desde si es conveniente dejarlos entrar a los hogares, donde pueden subirse a los sofás y las camas, hasta si es correcto dejarlos entrar en centros sanitarios [2]. Son, sin duda, preguntas legítimas y, para obtener una respuesta objetiva, se han ido haciendo estudios que intentan arrojar luz sobre la materia.
En 2018 [3] se publicó un estudio que hacía una comparativa sobre cómo de limpias quedaban las máquinas de resonancia magnética de varios hospitales tras ser usadas por humanos y perros. Los humanos usaban unas y los perros otras. En las de los humanos se ponían las típicas protecciones de papel desechable, en las de los perros se les ponía en contacto directo con la superficie de la camilla. Al final los resultados arrojaron que había mayor riesgo de contaminación en las usadas por humanos. Esto era por varios motivos, que incluyen que la limpieza llevada a cabo en la máquina de los perros tras cada uso, que era mucho más concienzuda que la llevada a cabo en la máquina usada por humanos, pero uno de los hallazgos más importantes, a mi juicio, es que las bacterias que podían dejar los perros no eran peligrosas para los humanos, pero las que dejaban otros humanos sí que lo eran.
Ilustración tomada de Gutzeit, A. et al [1]
De modo que, resulta que los perros que cumplen las medidas sanitarias básicas (vacunación, desparasitación, etc.), presentan menos riesgos sanitarios para las personas que otras personas. (se puede leer con más detalle [4]). Y si bien el número de sujetos no fue demasiado numeroso (30 perros, 18 hombres en 3 hospitales diferentes), los resultados son bastante claros: de las bacterias que aparecieron en la boca y pelaje de humanos y personas, en todos los casos eran más peligrosas para nosotros las halladas en humanos que en perros.
Ilustración tomada de Gutzeit, A. et al [1]
Esto en cuanto a riesgos generales a la hora de compartir espacios o maquinaria tras una limpieza rutinaria, pero ¿qué nos dice la ciencia respecto a la interacción directa con perros en el entorno sanitario?
El estudio de Dalton y colaboradores de 2021, ha encontrado unos hallazgos muy interesantes sobre esta materia en concreto. En primer lugar, hay que dejar claro que los beneficios de las intervenciones asistidas con animales han quedado demostrados en multitud de estudios[5], (si bien es algo sobre lo que todavía hay mucho que investigar) desde ayudar a bajar el ritmo cardíaco y la tensión arterial de los pacientes[6], hasta posibilitar la reducción de las dosis de ciertos medicamentos[7], además de la mejora anímica tras las intervenciones, la reducción del estrés y la ansiedad[8] en los pacientes, entre otros [9-11]. Pero este estudio pretendía valorar si el riesgo biológico en los hospitales sería excesivo y haría que no hubiera equilibrio entre los potenciales riesgos y los beneficios de la IAA, por tratarse de pacientes con el sistema inmune debilitado. Concretamente, “este estudio tenía como objetivo explorar el potencial de intercambio microbiano entre los pacientes pediátricos, los perros de terapia y el entorno hospitalario durante los programas de intervención asistida con animales”.
Tabla tomada de Dalton, K.R. et al [3]
Si bien es recomendable leer el estudio completo, las conclusiones fueron llamativas. Tras analizar el entorno, a los perros y a los pacientes, antes y después de las visitas, se pudo comprobar que el mayor riesgo que presenta la IAA es que el perro sirva de vector de transmisión de patógenos desde un paciente hasta el siguiente, algo que minimizaron con el uso de una solución de clorhexidina con la que se limpiaban las “zonas más acariciables” de los perros entre la interacción con un paciente y el siguiente. Pero es que también se concluye que el tipo de microbios que pueden traer de fuera los perros, pueden ayudar a reforzar el sistema inmune de los pacientes que, por su permanencia en el entorno hospitalario, tienen un desequilibrio en su microbiota. De modo que, a priori, los perros de intervención, no sólo no suponen un riesgo per se para estos pacientes oncológicos, sino que encima podrían presentar una ventaja en su protección inmunitaria. En cualquier caso, los autores invitan a seguir investigando en esta línea para corroborar sus hallazgos. No podemos obviar que esos perros acuden siempre con un guía humano, que también es una fuente de posible transmisión de patógenos, como también los son los familiares de los pacientes, el personal sanitario, etc. Pero según se desprende de los resultados de este estudio, los posibles patógenos que traen los perros, no son peligrosos para los receptores de la intervención asistida, al no ser susceptibles de zoonosis.
Por lo tanto, con los datos que manejamos por el momento, todo apunta a que los perros de intervención no sólo no presentan un riesgo extra para los pacientes, si no que podríamos sumar otra ventaja de su participación en IAA para ellos. La verdad es que me parece un resultado sorprendente, y espero con interés nuevos estudios en esta línea, con una muestra mayor, pero cada vez es más difícil encontrar argumentos para oponerse a la IAA en los centros sanitarios. En todo caso, los resultados de cualquiera de los estudios consultados invitan a mejorar los protocolos de limpieza y desinfección de los centros sanitarios en su día a día.
Por supuesto, una vez más hacemos un llamamiento a estandarizar los métodos de trabajo de las Intervenciones Asistidas con Animales, de modo que quede regulado el tiempo de trabajo, sus condiciones de vida; las medidas mínimas de higiene antes, durante y después de las intervenciones, así como cualquier otro extremo relacionado con la vida de estos animales que tanto nos ayudan y a los que tanto les debemos.
Terapia con perros en la planta pediátrica del Hospital de la Axarquía, Málaga
Terapia con perros en la UCIP del 12 de octubre
Terapia con perros en una residencia de mayores
Agradecimiento: a la futura enfermera Dña. Caterina Valls Bazán, por darme la idea para este artículo.
[1] Would it be safe to have a dog in the MRI scanner before your own examination? A multicenter study to establish hygiene facts related to dogs and men. Gutzeit, A., Steffen, F., Gutzeit, J. et al. European Society of Radiology (2019) 29: 527. https://doi.org/10.1007/s00330-018-5648-zhttps://link.springer.com/article/10.1007%2Fs00330-018-5648-z#enumeration
[2] Terapia asistida con perros, ¿es realmente efectiva? De Castellví Guimerá, JL. Blog Etología Canina, 05//12/2018. https://etologiacanina.wordpress.com/2018/12/05/terapia-asistida-con-perros-es-realmente-efectiva/
[3] Microbial Sharing between Pediatric Patients and Therapy Dogs during Hospital Animal-Assisted Intervention Programs. Dalton, K.R.; Ruble, K.; Redding, L.E.; Morris, D.O.; Mueller, N.T.; Thorpe, R.J., Jr.; Agnew, J.; Carroll, K.C.; Planet, P.J.; Rubenstein, R.C.; et al. Microorganisms 2021, 9, 1054. https://doi.org/10.3390/microorganisms9051054
[4] ¿Supone la convivencia con perros un riesgo sanitario? De Castellví Guimerá, JL. Blog Etología Canina, 18//04/2019. https://etologiacanina.wordpress.com/2019/04/18/supone-la-convivencia-con-perros-un-riesgo-sanitario/
[5] Patient benefit of dog–assisted interventions in health care: a systematic review. Lundqvist M, Carlsson P, Sjödahl R, Theodorsson E, Levin LÅ. BMC Complement Altern Med 2017 Jul 10;17(1):358.
[6] Effectiveness of dog–assisted therapy in the elderly. A preliminary study Folch A, Torrente M, Heredia L, Vicens P. Rev Eso Geriatr Gerontol. 2016 Jul-Aug;51(4):210-6.
[7] Randomized controlled study on the effectiveness of animal-assisted therapy on depression, anxiety, and illness perception in institutionalized elderly. Ambrosi C, Zaiontz C, Peragine G, Sarchi S, Bona F.Psichogeriatrics 2019 Jan;19(1):55-64.
[8] The Effect of Dog–Assisted Intervention on Student Well-Being, Mood, and Anxiety. Grajfoner D, Harte E, Potter LM, McGuigan N.Int J Environ Res Public Health 2017 May 5;14(5):483.
[9]The Role of Animal Assisted Intervention on Improving Self-Esteem in Children With Attention Deficit/Hyperactivity Disorder. Schuck SEB, Johnson HL, Abdullah MM, Stehli A, Fine AH, Lakes KD. Front Pediatric 2018 Nov 2:6:300. doi: 10.3389/fped.2018.00300. eCollection 2018.
[10]Effects of an animal-assisted intervention on social behaviour, emotions, and behavioural and psychological symptoms in nursing home residents with dementia. Wesenberg S, Mueller C, Nestmann F, Holthoff-Detto V. Psichogeriatrics. 2019 May;19(3):219-227.
[11]Animal-assisted intervention in the ICU: a tool for humanization.Megan M. Hosey, Janice Jaskulski, Stephen T. Wegener, Linda L. Chlan and Dale M. Needham.Critical Care. 22, Article number: 22 (2018)