Ética y equitación: ¿Es ético lo que la industria ecuestre acepta?
22/09/2023
22/09/2023
La ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta de las personas en cualquier ámbito de la vida (definición RAE) y esta va cambiando y modificandose a medida que la ciencia va aportando nuevos conocimientos a la sociedad, incrementando su sensibilidad frente a diferentes temas.
De este modo, la ética nos permite cuestionarnos las tradiciones o la cultura adquirida, pero también ir resolviendo cómo debemos comportarnos entre los seres humanos, con el entorno y los seres vivos con los que convivimos o realizamos actividades.
Que hace unos años ciertas actividades fueran algo aceptables para la sociedad no quiere decir que ahora sigan siéndolo.
Foto: Eduquina
Actualmente, el incremento de la conciencia de respeto al medio ambiente, a la naturaleza y por supuesto el respeto a los animales se ha visto reflejado mediante cambios legislativos en numerosos países incrementando las normativas en relación al bienestar animal.
Sin embargo, dentro de la sociedad hay una “sociedad ecuestre” que está muy dividida.
Por un lado, encontramos un gran sector ecuestre todavía marcado por prácticas de manejo muy tradicionales con el caballo y con un gran desconocimiento o reticencias a adaptarse a las nuevas conclusiones de la ciencia o de la sensibilidad social, y por otro lado, otro sector que aparentemente se quiere diferenciar de este último pero siguen empleando al caballo para actividades ecuestres, el cual está precisamente haciendo que conceptos como la ética empiecen a cobrar protagonismo en la equitación, generándose un cambio de paradigma.
En Europa y América, en los últimos años la posición del caballo se ha visto metamorfoseada: ha pasado de ser un animal de renta agrícola o símbolo militar viril, usado para las labores agrícolas, de transporte o para los compromisos militares, a ser conquistado por un entorno femenino y urbano adquiriendo el estatus de mascota y fiel compañero de ocio y deporte, con el que dialogamos y al cual dotamos de sentimientos.
Actualmente la relación ser humano-animal está adquiriendo otra dimensión debido a que a gente no ignora los libros, los artículos o las publicaciones en las redes sociales donde se mezclan consideraciones morales, económicas, políticas, legales, científicas y sociales.
Las personas se preocupan por el sufrimiento animal, la sociedad tiene más acceso al conocimiento y estos se difunden más rápidamente llegando a hacer consciente a muchos jinetes, profesionales, organizaciones y personas ajenas a al sector ecuestre de lo que implica el modelo actual de equitación para el caballo. Y aunque la equitación no es una de las principales dianas de las causas animalista, el desafío es considerable, pues cada vez la industria ecuestre esta más cuestionada.
“Subirse a lomos de un caballo y entrenarlo para realizar determinados movimientos, y someterlo a presión para que actúe sin otro fin que el de fomentar la ambición y el placer humanos, plantea en sí mismo una serie de cuestiones éticas fundamentales sobre el uso de los animales.” (Consejo y observatorio suizo de la industria ecuestre.)
Se manejan dos tipos de acercamientos éticos en relación a la equitación:
Actualmente lo que se busca desarrollar es una ética de responsabilidad, porque es lo socialmente aceptable pero también porque no hemos aprendido a vivir y a relacionarnos de otro modo con los equinos. La “liberación” de estos animales de la equitación en parte ni se plantea porque no se sabría ni cómo gestionarlo debido a los altos costes que suponen sus cuidados.
La cuestión ética fundamental ahora no debería ser si usar o no al caballo, sino, en el caso de hacerlo qué cosas no son éticas actualmente o en que mínimas condiciones debería vivir pues estamos acostumbrados y hemos normalizado ver a estos animales en condiciones completamente alejadas de su naturaleza y de sus necesidades más básicas como deben ser la posibilidad de sociabilización, de movimiento libre o de una alimentación repartida a lo largo del día adaptada a su sistema digestivo realizando multitud de actividades con manejos completamente incompatibles con un mínimo bienestar animal.
En el caso de emplear caballos para cualquier actividad, se debe de empezar a tener en cuenta y actuar en consecuencia en función de los estados emocionales que presenten evitándose los estados emocionales negativos (asociados a estados de dolor, miedo, ansiedad o apatía) y fomentando siempre una relación positiva con el ser humano.
Conceptos como coacción, falta de dignidad, degradación o instrumentalización excesiva han de empezarse a reconocerse y tenerse en cuenta para evitarlos.
Las federaciones nacionales ecuestres tienen en cuenta que el bienestar equino es importante, pero en general los cambios que se están produciendo son insuficientes para mejorarlo significativamente. La divulgación de estudios científicos que están surgiendo en contra de las actividades deportivas o del manejo del caballo no están en muchos casos siendo correctamente aceptados o asumidos por la industria ecuestre, pues entran en conflicto con los intereses económicos. Muchos se concentran en la productividad, la eficacia y la optimización de las características económicas para influenciar al público de como percibir la industria equina y su manera de considerar a los animales. Este enfoque hace que los caballos sean muy vulnerables a un trato poco ético.
Las pruebas olímpicas de Tokio 2021 mostraron una realidad que la sociedad no está dispuesta a aceptar.
Caballos sangrando por la nariz a los cuales no pararon, caballos eutanasiados debido a lesiones en las pruebas, caballos golpeados para continuar fueron imágenes que causaron tanta indignación social que provocó que varias organizaciones animalistas pidieran la retirada de las competiciones ecuestres de los juegos olímpicos consiguiendo que desapareciera la prueba ecuestre del pentatlón.
Sin embargo, esta respuesta social no vino solamente de la “sociedad ecuestre” sino también de un público que presenciaban una actividad deportiva más, considerando que lo que estaba pasando no era aceptable poniendo en alerta a los organismos oficiales.
Francia, uno de los países con mayor reputación ecuestre a nivel mundial, se está preparando actualmente para los juegos olímpicos de Paris 2024, y para evitar seguir dando esa imagen negativa de la equitación ha elaborado una lista de 46 recomendaciones que ayuden a preservar el bienestar del caballo en todo momento durante las olimpiadas.
El caballo lleva muchos años domesticado, se ha empleado en numerosas actividades junto al ser humano, es un animal sumamente admirado y querido en muchas sociedades, pero su manejo y cuidados no siempre han sido, ni siguen siendo, los más adecuados por desconocimiento o por implicaciones económicas.
La legislación deja muchos vacíos legales que afectan seriamente al bienestar de los caballos a pesar de la información científica ya disponible.
El modo en el que estos animales son mantenidos permanentemente para las actividades deportivas o de ocio, es decir en cuadras permanentemente, genera uno de los primeros problemas éticos. Actualmente no hay una regulación sobre el tiempo que un caballo debe salir de una cuadra teniendo un mínimo movimiento libre, sobre el diseño de las mismas, las dimensiones, para facilitar la socialización, etc.
El alojamiento en cuadras permanentemente es uno de los factores más normalizados que afectan al bienestar equino; donde los animales pasan gran parte de su vida, aislados, sin capacidad de movimiento libre y con una alimentación muy restringida e inadecuada en muchos casos. Las conclusiones son claras pero las implicaciones económicas que conllevan las adaptaciones principalmente en núcleos urbanos no son fáciles de asumir.
El caso de los caballos enteros, es decir, no castrados todavía implica mayores problemas de bienestar pues estos están condenados en la mayoría de los casos a vivir en una cuadra aislados por una incorrecta sociabilización o inadecuadas instalaciones para poder mantenerlos sin castrar. Es necesario plantearse la necesidad de tener animales aislados toda la vida simplemente por una cuestión estética sin una finalidad reproductiva, como es el caso de los caballos enteros.
El sistema de cría de los potros, las inadecuadas técnicas que se llevan a cabo desde su nacimiento (como el imprinting), los destetes bruscos, prematuros o aislando animales gregarios generan del mismo modo problemas éticos.
El marcaje de los caballos también genera cada vez más rechazo. Llevar a cabo una cicatriz en la piel de un animal para demostrar la propiedad mediante técnicas como una quemadura con un hierro candente, con nitrógeno o tatuaje para generar una “marca reconocible” teniendo otros métodos obligatorios, más eficaces, más inocuos y que facilitan una mayor información como los microchips no tiene ningún sentido.
Los materiales empleados para el manejo de los caballos generan grandes discrepancias. Hasta ahora los caballos era utilizados para el trabajo o para la guerra, la vida de las personas y del animal dependía de su extrema obediencia en condiciones muchas veces excesivamente adversas. Ahora los caballos son animales empleados en la mayoría de los casos para actividades lúdicas, de ocio y deportivas donde el concepto que se empieza a promulgar es el de “compañero equino”, y para ello se ha de cambiar la filosofía de obligar a toda costa al caballo o dominarlo por la de enseñarle respetando sus límites físicos y psicológicos.
Llevar a cabo actividades deportivas con este animal, respetándolo, no siempre es fácil y la formación actual de los jinetes en muchos casos, carente de una etología de base científica, no está preparada para abordar el respeto del caballo o la mejora de la relación con el animal como uno de los factores más importantes de la ecuación a tener en cuenta para mejorar su bienestar, siendo principalmente focalizada en una mejora del rendimiento deportivo que cada vez exige más y más a los caballos de competición.
La sumisión forzada mediante materiales que implican dolor es la base de muchos jinetes para llevar a cabo una equitación.
Para enseñar a un animal que huye como sistema de defensa es fundamental descartar el estrés y el dolor, por lo tanto, el tipo de materiales de manejo del caballo que los fomenten y su modo de uso debe de empezar a cuestionarse.
Abusar de materiales dolorosos para obligar a un animal estresado, dolorido o apático no tiene ningún sentido ético actualmente y es una de las situaciones más criticadas y que están generándose frecuentemente tanto en actividades deportivas como en espectáculos ecuestres.
Serretas vivas, fustas usadas para golpear, muserolas excesivamente apretadas, atar la lengua en carreras, riendas alemanas, elevadores, rollkur, puros, embocaduras severas o con tensión constante en las riendas, etc.…son algunos de los materiales o técnicas que se usan asociados a elevados grados de dolor dependiendo de su uso sobre los cuales cada vez hay más polémicos…pero que la sociedad ecuestre no sabe resolver debido a los objetivos deportivos de alta exigencia marcados por los organismos oficiales a los cuales se somete a los animales sin la posibilidad una correcta preparación física o psicológica, por desconocimiento o para minimizas costes económicos.
La edad del inicio de entrenamiento de muchos caballos, como es el caso de animales de carreras, donde su sistema musculoesquelético no está completamente desarrollado cuando se inicia tanto su doma como su entrenamiento en otra fuente de discrepancias éticas.
Otra situación que genera reflexiones es por ejemplo el destino de los animales que ya no sirven para trabajar, pues cada vez viven más gracias a los cuidados, pero debido a los altos costes económicos en muchos casos se acaban sacrificando entrenado en la cadena alimentaria si son aptos para consumo, o son abandonandos o eutanasiados una vez termina su “vida útil”.
Foto: Patricia Korn. Tomada de: Réflexions éthiques sur la dignité et le bien-être des chevaux et autres équidés. 2022
Foto: Jean, https://commons.wikime-dia.org/wiki/File:Saddlebred_Stallion_in_Harness.jpg, Creative Commons Attribution 2.0 Generic license
Los espectáculos ecuestres, festejos, concursos, etc., también generan problemas éticos, pues son una fuente de estrés y accidentes para muchos caballos no preparados correctamente las para actividades o debido a que son expuestos a llevar a cabo conductas completamente antinaturales difíciles de entrenar (ej. Pasar por llamas en la fiesta de las Luminarias).
La cría de animales con problemas de origen genético o el mantenimiento de sementales reproductores con patologías debido a enfermedades congénitas porque son “bonitos” no tiene ningún sentido.
Las actividades que conllevan directamente a desencadenar patologías en el animal como es la práctica de desangrado de yeguas tras realizar abortos mecánicos para la obtención de hormonas son algunos de los ejemplos que generan también amplios debates éticos.
Foto: Eduquina
Cada individuo que adquiere un equino debe asumir una responsabilidad personal incluyendo los siguientes conceptos:
Todos estos temas se discuten y desarrollan ampliamente en los trabajos que han llevado a cabo el consejo y observatorio suizo de la industria ecuestre “Reflexiones éticas sobre la dignidad y el bienestar de los caballos y otros équidos” https://www.cofichev.ch/Htdocs/Files/v/6127.pdf/Publications-cofichev/COFiCHEV_Ethique_Resume_F_v02.pdf )
y el consejo de Dinamarca “El Consejo de Ética Animal: Dictamen sobre el uso de caballos para el deporte” https://detdyreetiskeraad.dk/udtalelser/udtalelse/pub/hent-fil/publication/udtalelse-om-brug-af-heste-til-sport-2023).