LA RELACIÓN ENTRE EL MALTRATO ANIMAL Y EL MALTRATO HACIA PERSONAS.
EL PAPEL DE LA VETERINARIA.
25/11/2021
25/11/2021
Por:
Helena Arce Surós
Veterinaria
Presidenta del Comité de Protección Animal (CVPA)
del Colegio de Veterinarios de Barcelona (COVB)
El maltrato, según la Real Academia Española (RAE), es el acto de tratar con crueldad, dureza y desconsideración a una persona o a un animal, o no darle los cuidados que necesita.
El maltrato hacia personas y hacia animales ha existido desde hace siglos, y tienen aspectos comunes. En todos los tipos de maltrato, existe el personaje maltratador, que ejerce la actitud violenta o la desconsideración hacia otra persona o animal desde una posición de supremacía (grado supremo, preeminencia o superioridad jerárquica) que utiliza para justificar sus actos desde una postura de dominio. En el caso de la víctima o maltratado, encontramos a una persona o animal que suele tener una capacidad menor de defenderse, por tratarse de otra especie o bien por ser una persona vulnerable que el maltratador considera inferior a él.
Dentro de la misma especie humana, el maltrato hacia personas suele darse por parte de una figura maltratadora que ejerce una posición dominante hacia personas con menor capacidad de defensa. En la mayoría de los casos, las víctimas son adultos vulnerables, menores o personas de edad avanzada, siendo la violencia de género hacia las mujeres el tipo de maltrato más prevalente.
En el caso del maltrato animal la idea de la superioridad de la especie humana frente a otras especies animales sintientes (especismo) es algo que perpetúa la justificación del abuso de poder por esa superioridad que se nos da a los humanos por el mero hecho de serlo. Esta superioridad mal entendida permite ejercer una posición de posesión, opresión y violencia hacia otras especies. El hecho de que los animales se consideren en muchos casos una mera propiedad de las personas facilita la creencia de que están a nuestro servicio y podemos ejercer cualquier tipo de abuso. Debe tenerse en cuenta también que la imposibilidad de defenderse o acusar a su maltratador facilita el abuso hacia estas otras especies por parte de los maltratadores.
La investigación y la evidencia clínica sugieren que existen interrelaciones, comúnmente conocidas como “links” o “enlaces”, entre el abuso de niños, adultos vulnerables y animales. Un mejor conocimiento de estos “enlaces” puede ayudar a proteger a las víctimas, tanto humanas como animales, y promover su bienestar.
Se reconoce cada vez más que existen interrelaciones complejas dentro de estas relaciones anormales, y los animales también puede ser parte de la ecuación. El esquema siguiente describe cómo 4 formas de violencia familiar pueden estar entrelazadas y superpuestas.
Algunos asesinos en serie han explicado su obsesión con la tortura de animales antes de ejercer su violencia hacia las personas. En un estudio realizado sobre 36 asesinos múltiples condenados en EEUU, el 46% admitieron haber cometido maltrato grave hacia animales cuando eran adolescentes. Pero no solo los asesinos en serie cometen crímenes contra los animales. La violencia contra los animales se considera un posible indicador y vaticinador de maltratos existentes o futuros hacia niños, violencia de género o maltrato a personas ancianas. Esta relación se conoce como “The Link.” (el Enlace).
Sin tener que irnos demasiado lejos en el tiempo ni fuera de nuestras fronteras, recientemente se ha conocido un caso que demuestra de forma clara la relación inequívoca que existe entre el maltrato o abuso hacia animales y la violencia hacia personas. Me refiero al caso de Noa Alonso, una joven gallega que se enfrentó a un hombre que estaba pegándole una paliza a su perro en Vigo. La joven intervino para proteger al perro del agresor y éste la agredió brutalmente cuando Noa llegó al portal de su casa. Le rompió la nariz y le propinó varias patadas mientras la joven estaba en el suelo. Este claro ejemplo de violencia desproporcionada dirigida indistintamente hacia animales y hacia personas nos demuestra una vez más lo conectadas que están ambas violencias y lo importante que es luchar contra ambas con la máxima determinación.
La conexión existente entre ambas violencias tampoco debe subestimarse o justificarse en ningún caso si el maltrato animal es perpetrado por menores. El maltrato hacia animales puede indicar una alteración en la conducta de estas personas que puede traducirse en abusos más graves en el futuro hacia animales o en una redirección de esa violencia hacia las personas.
“Una de las coses más peligrosas que puede pasarle a un niño es torturar o matar a un animal y salir impune de ello.
Margaret Mead, antropóloga
Los veterinarios estamos en la primera línea de lucha contra el maltrato animal. Los tiempos están cambiando y la sociedad ya no tolera ciertas formas de violencia dirigida hacia los animales que hace unos años se reconocían, pero no se denunciaban. Los veterinarios, como profesionales sanitarios, nos podemos encontrar ante situaciones donde sospechamos que se ha producido maltrato animal. Como he comentado, éste podría llegar a sugerir la existencia de otra violencia hacia personas dentro del núcleo familiar. Por tanto, si se sospecha de la existencia de un abuso o maltrato animal grave, el veterinario debe ser consciente de que otras formas de violencia doméstica o familiar también pueden estar presentes, y debe iniciar las actuaciones pertinentes.
Pero… ¿cómo se denuncian estas sospechas? Debo decir que incluso en algunos casos donde las señales de lesiones no accidentales en un animal son reconocidas por el veterinario y los antecedentes avalan el diagnóstico de maltrato, los profesionales pueden ser reacios a denunciar casos de crueldad o maltrato por varios motivos. Uno de los principales es que en España no contamos con un protocolo oficial que guie a los veterinarios en sus actuaciones cuando existe la sospecha de un maltrato grave… tal y como existen en muchos otros países, como los EEUU o el Reino Unido.
En esos países pueden encontrarse guías publicadas que provisionan un protocolo de prácticas para miembros del personal de las clínicas veterinarias que estén preocupados acerca de un posible caso de maltrato. Para obtener información sobre protocolos existentes nos fijamos en lo que ya sucede en otros países cercanos al nuestro y que están más avanzados en temas de protección y de bienestar animal. La asociación británica The Links Group (www.thelinksgroup.org.uk) promueve el bienestar y la seguridad de los niños, los animales y los adultos vulnerables para que vivan libres de violencia y abuso.
Asimismo, tiene como objetivo dar a conocer los “enlaces o links” que existen entre estos tipos de violencia a todos los profesionales de la veterinaria con la esperanza de que todos los organismos sanitarios y legales trabajen conjuntamente para ayudar a prevenir los casos de maltrato.
Página web de la asociación The Links Group.
En 2011, esta asociación asumió en Escocia el proyecto DAVI (Domestic Abuse Veterinary Initiative – iniciativa veterinaria sobre abuso doméstico) y en colaboración con otras asociaciones tales como:www.medicsagainstviolence.co.uk, www.onekind.org, www.actiononviolence.com, www.crimestoppersscotland-uk.org, y www.pfss.org.uk publicó el documento: “Reconociendo el abuso de animales y seres humanos. Guía para veterinarios y auxiliares” en su versión en inglés.
Link de la guía: AQUI
El documento deja clara la importancia del veterinario y de su equipo en la detección de maltratos erigidos hacia animales como forma de proteger a los mismos animales, pero también como aviso de potenciales violencias adicionales que se pudiesen estar perpetrando en el ámbito doméstico. Protegiendo a los animales del maltrato, podemos estar protegiendo también a los niños o personas vulnerables que convivan con el agresor. El documento proporciona también un recordatorio de las responsabilidades de la profesión veterinaria en el marco del bienestar animal; define los tipos de abuso y cómo reconocerlos; explica la importancia de un enfoque multinstitucional; recoge el código del Royal College of Veterinary Surgeons de UK en la materia y da consejos prácticos sobre la manera de establecer canales de comunicación para cruzar informaciones entre administraciones y profesionales (médicos, veterinarios, asistentes sociales…).
Foto de Tima Miroshnichenko en Pexels
Historia extraída del Manual “Reporting Animal Cruelty. Role of the Veterinarian” publicado por Animal Law Resources MN y la asociación www.animalfolks.org de Minnesota (EEUU).
Esta historia real puede servir como ejemplo para destacar lo importante que es la figura del veterinario y por qué es tan necesario que contemos con protocolos de actuación claros, consensuados y que permitan contar con el soporte de las fuerzas de seguridad y de la legislación vigente, para denunciar todos los casos dónde se sospeche la existencia de maltrato. Esta historia explica muy bien cómo la correcta actuación de una profesional veterinaria ante las sospechas de maltrato animal pudo salvar vidas humanas.
La historia empieza en una ciudad de EEUU, con un “buen samaritano”, una persona que quiso ayudar a un animal que estaba sufriendo. Esta persona era un contratista que se encontraba en una casa para realizar trabajos de remodelación. Mientras se encontraba en la casa, escuchó a un perro llorando en la casa de al lado. El contratista salió de la casa donde estaba trabajando para ver qué pasaba. Se encontró a un perro anciano en un garaje, arrastrando sus patas traseras. Junto al perro, se encontraba una mujer.
El hombre preguntó qué le había pasado y la mujer le explicó que el perro era ya muy viejo y que era necesario sacrificarlo. El hombre se ofreció para pagar la eutanasia y pidió a la mujer poder llevar al perro a su veterinaria de confianza. La mujer estuvo de acuerdo, y ambos fueron a la clínica.
En la clínica, la veterinaria examinó al animal. Encontró un fuerte traumatismo en la zona interior de ambas extremidades posteriores y también una laceración (una herida abierta) reciente sin tratar. La veterinaria también llegó a la conclusión de que el perro estaba sufriendo un intenso y severo dolor y de que la eutanasia era la opción más correcta y humanitaria, por lo que procedió a realizar la eutanasia.
Pero la veterinaria supo que algo no estaba bien. El hecho de que el animal fuera viejo no explicaba la existencia de lesiones recientes o el importante grado de dolor que este perro había experimentado. La veterinaria sospechó que el perro podría haber sido golpeado, y se comunicó con la policía local para investigar. Ella no tenía todas las respuestas, pero sabía que algo estaba mal. Así que decidió no desechar el cuerpo y en su lugar pidió que se realizara una necropsia.
La necropsia mostró más lesiones de las que se apreciaban en la exploración clínica: un fuerte traumatismo en la cabeza, así como traumatismos en varios puntos de la columna vertebral. También se encontraron traumatismos en el pecho y contusiones a nivel de los riñones. El perro había sido golpeado y ésa era la causa que provocaba el intenso dolor que mostraba el animal. Estos hallazgos médicos proporcionaron evidencias suficientes a los investigadores para arrestar a la mujer. Cuando la policía visitó la casa, también encontraron a un niño pequeño que presentaba varios hematomas en su cuerpo. Tanto el hombre como la mujer que vivían en la casa fueron arrestados por maltrato infantil y maltrato animal.
Un veterinario puede examinar a un animal y sospechar que existió algún acto de crueldad, pero es posible que no conozca todos los detalles. Por ello, es sumamente importante que se informe a las autoridades y se inicie un seguimiento del caso. Informes posteriores pueden descubrir otros ejemplos de violencia contra animales y / o humanos.
Y es importante destacar que los veterinarios no tenemos la misión de determinar si existe maltrato o no. Esto lo debe decidir un juez, ya que la crueldad hacia los animales es una determinación legal, no médica.
El papel del veterinario debe ser informar sobre cualquier sospecha de existencia de maltrato animal a la policía o a las administraciones pertinentes. El veterinario tiene la oportunidad de detener el potencial sufrimiento y violencia que pueden darse en ese momento y en el futuro, protegiendo tanto a los animales como a los seres humanos que conviven con ellos. De hecho, así lo indica nuestro código deontológico de la profesión veterinaria en España, aprobado el día 15 de diciembre de 2018 por la Organización Colegial Veterinaria Española, donde aparece como deber del veterinario: “La protección de la salud y del bienestar animal, así como la lucha contra el maltrato animal” (Artículo 8 – Deberes básicos; capítulo IV: Deberes de los Veterinarios y modalidad de ejercicio profesional).
Foto de Mikhail Nilov en Pexels
Eso sí, para poder ejercer esta protección de los animales, los veterinarios necesitamos contar con protocolos de actuación y con toda la información necesaria para realizar la denuncia correspondiente y sentirnos respaldados por las administraciones. Una vez realizada la denuncia, ésta llegará a las fuerzas del orden, que pueden realizar una investigación y, con la ayuda de un abogado, determinar si la evidencia recopilada considera que el caso debe iniciar un proceso penal.
Sabiendo ya que los veterinarios tenemos un papel clave en la lucha contra el maltrato animal, es importante conseguir que se denuncien todas (y digo todas) las sospechas de maltrato.
Existen algunos impedimentos o causas que provocan que en ocasiones la veterinaria no denuncie. Algunas de ellas son:
Es necesario trabajar en estas causas para que los veterinarios denuncien todas aquellas sospechas de maltrato con garantías. También es importante recordar que existen poderosas razones para denunciar estas sospechas. Las más importantes son:
En nuestro país queda un largo camino por recorrer y avanzar en materias de protección animal. Las denuncias de los veterinarios ante sospechas de maltrato animal pueden marcar el camino y ser una línea de actuación muy potente dirigida a acabar con la violencia ejercida contra animales y personas. Para ello, es necesario que los veterinarios nos sintamos avalados y protegidos para realizar estas denuncias, y contar con guías de actuación unificadas para luchar contra este tipo de maltrato. Si bien informar sobre crueldad o maltrato animal (sospechado o conocido) puede parecer difícil al principio, es la acción éticamente correcta que debemos tomar los profesionales que estamos en primera línea, nos lo exija la ley o no.
Para finalizar este artículo me gustaría enfatizar en el hecho de que la lucha contra el maltrato animal y el maltrato hacia personas es compleja y necesita que todos los profesionales involucrados en el tema aunemos fuerzas para poder acabar con esta lacra presente en nuestra sociedad. La formación continua y la creación de redes colaborativas para trabajar conjuntamente y de manera multidisciplinar, son sin duda la mejor fórmula para luchar con todas nuestras fuerzas contra el maltrato de animales y de personas. Como se resume en un folleto editado por la American Humane Association:
“Cuando se maltrata a los animales, las personas corren peligro;
cuando se maltrata a las personas, los animales corren peligro “