Serie équidos: Conectando Valores
25/2/2022
25/2/2022
Nota de edición:
Este es el primero de una serie de artículos escritos por Iris Ferré sobre los équidos para hacernos reflexionar y cambiar algunos aspectos de nuestra relación con los equinos.
Esperamos que os gusten pero sobre todo, que remueva y ayude a volver a los orígenes y a conectar valores.
Me llamo Iris Ferré y durante unos meses os acompañaré compartiendo una selección de artículos que he escrito para el blog de la Cátedra de Investigación Animales y Sociedad de la URJC.
A través de mis experiencias como educadora ecuestre profesional y coach de la British Horse Society, espero que os pueda ayudar a vivir y a andar el camino junto a vuestros caballos de una forma más informada y empática, siendo menos exigentes y más conscientes de las necesidades de vuestro caballo.
La evolución del ser humano en los últimos 6.000 años no se entiende sin estar a lomos de un caballo. Desde aquellos primeros ganaderos y campesinos que utilizaban la fuerza de sus caballos para cultivar la tierra, los mongoles y sus arqueros a caballo, los romanos y su caballería, hasta los cowboys a lomos de su inseparable compañero… ¿Qué pasaría si ahora empezamos a normalizar que los caballos no están “diseñados” para ser montados? ¿Qué pasaría si empezáramos a poner consciencia y énfasis en que estos mamíferos tan grandes no pueden con cualquier obstáculo que les pongamos delante y que, a pesar de su apariencia robusta y su capacidad de trabajo, necesitan de nuestra habilidad para discernir entre lo que está bien y lo que está mal? ¿Qué pasaría si empezáramos a reconciliarnos con la idea de que son animales muy sensibles, con una capacidad de percepción del entorno totalmente fuera de la imaginación del ser humano, y que a veces, a pesar de la diferencia de tamaño y fuerza entre nuestras especies, somos nosotros los que somos muy bruscos para su sensibilidad? Y para finalizar, ¿Qué pasaría si todos los que amamos a los caballos “nos pusiéramos las pilas” para entender y cuidar a los caballos de acuerdo con sus necesidades y no las nuestras?
A todas estas preguntas intentaremos dar respuesta a lo largo de esta serie que llamaremos: La conexión humano-equina conectando valores.
El punto de partida de esta serie y de este artículo en particular, es el de una una mujer cuya pasión es trabajar con caballos, a quien le encanta montar, saltar, trabajar pie a tierra o simplemente gozar de su compañía; pero que tiene muy claro, que si nos queremos subir a lomos de un caballo e interaccionar con ellos de una forma responsable y con una ética de trabajo que respete tanto a caballo como a la amazona, tenemos que poder encontrar la metodología para educarlo física y mentalmente para que podamos trabajar juntos sin que sea una actividad que le resulte fatigosa, tediosa y perjudicial para su salud física y mental.
Como humanos, tenemos que aceptar que nosotros, también tenemos que ser educados para poder interaccionar con los caballos; sin usar la violencia como herramienta habitual y entendiendo las necesidades reales que tiene el equino. Para poder llevar a la práctica esta metodología debemos mirar y pensar a través del ojo del caballo y no del humano.
Para empezar, nos centraremos en el jinete. Voy a usar el término jinete por facilidad del lenguaje y para escribir con mayor fluidez, pero quiero incluir a todo el que maneje e interaccione con caballos, se suba o no en ellos y sea cual sea su género.
Debemos ser conscientes que los humanos somos animales depredadores y así lo reflejan nuestras características morfológicas. Andamos y nos movemos como depredadores, hasta tenemos los ojos en la parte frontal del cráneo (mirada frontal) para poder centrarnos en una presa y no para observar el entorno. Todo nuestro cuerpo está biológicamente diseñado para adaptar el entorno a nuestras necesidades y ser hábiles cazadores; y esto, los caballos lo perciben y lo saben, por lo que nos ven como tal. Para un caballo, a primera vista somos una amenaza. Tener claro este concepto es un punto de partida imprescindible para ver, desde una perspectiva diferente, cómo reacciona un caballo ante cualquier estímulo, incluidos nosotros.
El narcisismo es una característica intrínseca del ser humano como especie. Por naturaleza consideramos como erróneas las cosas o seres que no entendemos (son pocos los que nacen con la virtud de curiosear y querer entender lo que no sabemos). Por todo lo ya mencionado en los párrafos anteriores, es fundamental tener un profundo conocimiento de nuestro cuerpo y de lo que expresa nuestro lenguaje corporal, ya que para el caballo es nuestra carta de presentación y el reflejo de cómo nos sentimos.
Con nuestra expresión o lenguaje corporal, también van de la mano nuestras intenciones, la energía que desprendemos y nuestras emociones. Los caballos tienen una sabiduría innata para escanear su entorno y saber si la persona que se les acerca es alguien en quien pueda confiar, o si es alguien de quién es mejor mantenerse alejado y huir. Sobre este tema profundizaremos más en otro artículo.
Entrenar el asiento y el equilibrio con caballos educados y un buen coach es básico para conseguir un asiento neutral que no perjudique al caballo.
Por otro lado, conseguir “montar bien” a caballo, no sólo requiere educación, hay una parte muy importante de disciplina. Estoy hablando de sentarnos con la posición correcta (en este artículo la llamaré posición neutral). La posición neutral es fundamental para reducir al mínimo la pérdida de equilibrio y cómo se ve afectado el caballo por acarrear con nuestro peso. Por lo tanto, es básico que, si queremos subir encima de un caballo, debemos entender que nuestro cuerpo debe ser sostenido por nosotros para ayudar al caballo a estar equilibrado (tanto física, como mentalmente) para evitar que se lesione por culpa de nuestra falta de equilibrio, movilidad, suavidad y destreza.
Aquí nos encontramos con la situación de los caballos que participan en intervenciones asistidas con personas con diferentes situaciones clínicas que no les permiten tener un control postural adecuado para mantener dicha posición neutral. Todo el trabajo que hagamos con ellos, debería ser enfocado para que el jinete aprenda a mantener el equilibrio correcto con el caballo sin necesidad de agarre ni con piernas ni con riendas. Obviamente cuando estamos aprendiendo, el caballo tiene que “cargar” con nuestra falta de destreza, pero si enseñamos correctamente esto es por un corto periodo de tiempo, y si el caballo esta preparado físicamente, no le supone ningún abuso siempre que las horas que trabaje el animal sean coherentes.
Un tema para el debate es el uso de materiales como el filete, bocado, brida, bitless o cabezada de cuadra… Para mí, no es tanto el material como el uso que de él se hace. El material que causa dolor o daño somos nosotros, no el filete o bocado. Esos instrumentos están hechos para que el caballo pueda relajar la mandíbula y ponerla correctamente para que la rotación de la columna sea la adecuada. Hay caballos que se pueden entrenar para poder hacerlo sin embocadura, pero hay otros que no pueden. No relajar la mandíbula y nuca correctamente significa que la conexión entre la cabeza del caballo y sus posteriores se rompe, y al romperse el cuerpo del caballo no trabaja correctamente. Habiendo dicho esto, también decir que la mayoría de caballos van montados con filetes que no necesitan.
Si no si puedes sentarte correctamente de una forma neutral con tu propio cuerpo (sin la necesidad de equilibrarte con las manos, apretar con las piernas o rodillas) siguiendo el movimiento desde tu asiento y sin desequilibrarte, deberías tomar clases a la cuerda hasta poder hacerlo; sino, lo vuelvo a repetir, estamos maltratando al caballo.
Una vez el jinete es capaz de tener un control absoluto de su cuerpo, es el caballo el que debe también ser educado para conocer cómo funciona su cuerpo. Pero para entrenar la mente de un caballo, primero deben ser sus músculos los que se tienen que entrenar para poder soportar el peso y desequilibrios del jinete; para que cuando nos montemos encima tenga la capacidad de recogerse de tal modo que nuestro peso y desequilibrios le perjudiquen lo mínimo posible. Es aquí donde la DOMA bien entendida es importante tanto en la preparación del cuerpo como la mente del caballo para que este no sufra cuando nos subamos encima (hablaremos de eso en otro artículo). Si no estamos preparados para hacer esto y nos subimos, también es maltrato. Pones a un animal que no esta preparado ni física ni mentalmente a un estrés totalmente innecesario con el riesgo de que se lesione, y eso es un abuso.
Un jinete responsable debería tomar clases a la cuerda o sin estribos periódicamente, debajo la supervisión de un coach, para poder así reciclar cualquier mal hábito o postura
El arte ecuestre, como su propio nombre indica, es un arte. No pretendo que los amantes de los caballos seamos grandes artistas, pero sí que haya el interés y la devoción de dar la mejor versión de nosotros mismos con y para nuestros animales. Eso para mí quiere decir aprender de buenos profesores, ser autocrítico, buscar e informarse desde diferentes puntos de vista y filosofías, para poder educarnos y crecer tanto espiritualmente como personalmente, para poder darles un futuro saludable a nuestro lado y, sobretodo, dejar el EGO en la puerta antes de empezar a interaccionar con ellos.