Colonias felinas o el impagable privilegio de observar gatos en libertad
Un modelo de convivencia infravalorado en el que el humano y el animal ganan
12/03/2021
12/03/2021
El comportamiento de los animales en libertad siempre ha despertado nuestro interés. A la mayoría nos resulta placentero observarles porque provoca sensaciones como ternura, tranquilidad o cariño. Sin embargo cuando encerramos a los animales “para nuestro deleite” estamos rompiendo su etología y lo que vemos no es un animal, sino un ser condenado a estar privado de libertad.
Y os preguntaréis, ¿qué tiene que ver esto con las Colonias Felinas? Todo, porque las colonias felinas nos permiten observar a los gatos en libertad, de una forma respetuosa y con un efecto positivo bidireccional, tanto en los animales como en los humanos. Esta vez, y a diferencia de otros modelos y experiencias, sin que ninguno de los dos pierda.
Mi experiencia como psicóloga me lleva a afirmar que los beneficios psicológicos y emocionales que proporcionan las colonias felinas son muchísimos y de gran importancia. Gracias a ellas, podemos desarrollar competencias emocionales muy importantes que se corresponden con la inteligencia emocional, como por ejemplo la empatía, el autocontrol, la autoestima y el autoconocimiento emocional.
Pero, sobre todo, las colonias felinas nos dan la oportunidad de aprender a cuidar a los que no tienen nada, protegerlos y respetarlos en su hábitat.
Este aprendizaje nos cuesta mucho a la mayor parte de los seres humanos, acostumbrados a instrumentalizar a los animales en beneficio propio y utilizarlos en función de su interés o utilidad. En el caso de los gatos que viven en la calle, sin embargo, ocurre justo al revés. Aprendemos a dar prioridad a las necesidades del otro, a ponernos en su lugar, y es nuestra conducta altruista la que nos mueve, eligiendo la generosidad y el desapego frente al egoísmo y la individualidad.
Nos permiten entender que no hace falta poseer a nadie para amarlo y respetarlo, que cualquier ser vivo merece una vida digna y que todos tenemos la capacidad de ayudar cuando nos lo proponemos. En definitiva, nos dan la oportunidad de establecer un vínculo sano y transparente, sin más beneficios que la propia relación que establecemos con alguien que sufre y al que podemos aliviar. Esa recompensa es la más valiosa que existe a nivel emocional. Sentirnos bien ayudando, verlos sanos y felices, percibiendo su agradecimiento en forma de mirada o de cabeza que se frota contra nuestras piernas, sonriendo ambos juntos en nuestro interior.