Sars-coV-2 y animales: los hechos y no las conjeturas
17/04/2020
17/04/2020
No existen suficientes evidencias científicas que demuestren que los animales domésticos pudieran propagar el virus SARS-CoV-2 (que produce la enfermedad COVID-19) a las personas.
Este artículo nace ante la preocupación que han generado algunas noticias con titulares llamativos sobre el coronavirus que nos está afectando a nivel mundial, el Sars-CoV-2, y su impacto en los animales. En él trato de resumir lo que se sabe actualmente sobre el tema, basándome únicamente en artículos científicos y resúmenes de importantes instituciones científicas que se pueden consultar al final de este texto, para que el lector pueda ampliar la información si lo desea.
Empezaré alto y claro, para que no quede duda: voy a hablar de hechos. Hechos, que no hipótesis o conjeturas como los de otros artículos que han salido a la luz estos días y que han sido malinterpretados por periodistas poco profesionales.
Las hipótesis y los “podría” pertenecen al mundo de las conjeturas, cuidado con los artículos que estén llenos de estas palabras. La ciencia no es ajena a las hipótesis y conjeturas, por supuesto, pero hay que saber distinguir entre los hechos que la ciencia puede demostrar y las hipótesis que construye para explicar lo que aún no sabe, y que están por demostrar. Este artículo se basa en los hechos documentados por la evidencia científica pura, dura y no sobreinterpretada.
HECHO:
Ninguno de los artículos de investigación publicados mundialmente hasta la fecha proporciona evidencias concluyentes de que, bajo condiciones naturales, gatos, perros, hurones u otros animales domésticos puedan ser fácilmente infectados con o transmitir el coronavirus Sars-CoV-2 (Referencia 1).
Según el CDC (Centers for Disease Control and Prevention, referencias 3 y 4) no sabemos a ciencia cierta qué animales pueden ser infectados por el virus que causa el Sars-CoV-2.
HECHO:
Los CDC están al tanto de una cantidad muy reducida de casos, incluidos perros y gatos, que se han infectado por el coronavirus Sars-CoV-2 después de haber estado en contacto cercano con personas con dicho virus (Referencias 3 y 4).
A pesar de que el número global de casos de Sars-CoV-2 sobrepasó la marca del millón el 2 de abril del 2020, sólo se han descubierto 7 animales con resultados positivos en los tests de infección: cuatro perros, dos gatos y un tigre. Uno de los dos perros, de 17 años, dió negativo en un segundo test y murió por causas naturales días después de pasar una cuarentena, según los veterinarios probablemente por complicaciones en su enfermedad del corazón debido al estrés de encontrarse fuera de su hogar (Referencia 1 y 11). De los otros tres perros, uno no presentaba síntomas y no se da información sobre cultivo o serología, y de los dos restantes no se aportan datos sobre los animales. Sobre los dos gatos positivos, uno vivía con un dueño positivo a COVID-19 y presentaba síntomas, el otro no presentaba síntomas. El tigre positivo tenía un contacto estrecho y frecuente con cuidadores que dieron positivo. Recomiendo mirar la tabla de la Referencia 11 para ver los datos de estos animales.
HECHO:
Casi ninguno de los animales que dieron positivo mostraron síntomas de enfermedad consistentes con el Sars-CoV-2, y todos vivían en estrecho contacto con una o varias personas con un diagnóstico confirmado y síntomas clínicos de Sars-CoV-2 (Referencia 1 y 11).
HECHO:
El 13 de marzo, IDEXX Laboratories, un proveedor internacional de diagnóstico y software veterinario, anunció que había evaluado más de 4000 muestras caninas y felinas durante la validación de un nuevo sistema de prueba veterinaria para SARS-CoV-2 y no detectó resultados positivos (Referencia 5 y 11).
HECHO:
Investigaciones recientes muestran que los hurones, los gatos y los hámsteres sirios dorados pueden ser infectados por el virus de manera experimental y pueden propagar la infección a otros animales de la misma especie en entornos de laboratorio, aunque no de forma eficaz (Referencias 2, 3, 4 y 11). Los cerdos, gallinas y patos no se infectaron ni propagaron la infección según los resultados de estos estudios. Los datos de un estudio sugirieron que los perros no son tan propensos a infectarse con el virus como los gatos y los hurones. Estos hallazgos se basaron en una cantidad pequeña de animales, y no indican si los animales pueden propagar la infección a las personas (Referencias 3 y 4). Estos resultados indican que, en la actualidad, no hay evidencia que sugiera que los animales infectados por humanos tengan un papel en la propagación del Sars-CoV-2. Los casos en el hombre se deben a un contacto de persona a persona (Referencia 2, 10 y 11).
En resumen, ni en entornos de laboratorio ni de forma natural se ha demostrado la habilidad de transmitir la infección eficazmente de animales a humanos, incluyendo animales de compañía y ganado (Referencias 1 y 2).
HECHO:
A día de hoy se considera que no hay evidencia científica suficiente para identificar el origen y vía de transmisión original de SARS-CoV-2 desde la fuente animal (si existe) al ser humano (Referencia 2).
Como vemos por las referencias usadas, importantes instituciones como la OMS, la OIE, la AVMA o los CDC inciden en que, hasta la fecha, no existen suficientes evidencias científicas que demuestren que los animales domésticos pudieran propagar el virus SARS-CoV-2 a las personas (Referencias 1 a 4 y 11). Se necesitan más estudios para comprender si los diferentes animales pueden verse afectados por el SARS-CoV-2 y de qué manera (Referencia 10).
Xuhua Xia, el autor del artículo que alarmó a la población mundial debido a que hablaba sobre los animales domésticos y su implicación en la evolución del virus, dice textualmente en su perfil de Linkedin que “muchos periodistas no leyeron este artículo e imaginaron lo que decía. Esto generó muchos malentendidos en nuevos artículos con títulos engañosos que distorsionaban lo que decía en mi artículo” (Referencia 6). El artículo original (Referencia 7) y su versión más profana (Referencia 8), así como un resumen que el autor ha hecho para responder a preguntas de los medios de comunicación (Referencia 9) explica que sugería la posibilidad de que el sistema digestivo de los mamíferos en general, y de los cánidos en particular, podría (nótese el verbo en condicional) haber contribuido a la evolución del progenitor del SARS-CoV-2. Nada más. También explica que su muestreo es incompleto y el por qué. Y el énfasis de la discusión se centra en la evolución del SARS-CoV-2 en el sistema digestivo de mamíferos (en contraste con el sistema respiratorio) y no en los perros como especie intermediaria. Xuhua Xia explica que, dado que el SARS-CoV-2 debe haber estado preparado para infectar humanos desde hace bastante tiempo y dada su naturaleza altamente infecciosa, la transmisión zoonótica (de animales a humanos) debe haber sido un evento muy raro, ya que si no fuera así, habría habido múltiples brotes de la enfermedad en vez de un origen muy local como el que ha tenido en Wuhan. Esto implica que, o la especie que porta el virus SARS-CoV-2 es muy rara, o muy pocos individuos dentro de esa especie portan el virus o que la especie portadora está bien aislada de las poblaciones humanas, por lo que es difícil la interacción entre esa especie y los humanos.
Esta situación nos está enseñando mucho y está poniendo a prueba nuestra profesionalidad y nuestra altura moral. La nuestra y la de quienes nos rodean. Y en estos tiempos, como en cualquier otro, debemos ser capaces de analizar con sentido crítico el aluvión de noticias que recibimos y ser capaces de distinguir a las personas y medios responsables de las personas y medios tóxicos. Las noticias veraces de las que sólo buscan nuestro click.
En este tema concreto , y bajo mi punto de vista, nos enseña dos cosas que debemos tener en cuenta en el futuro:
Finalmente – y esto es ya una observación muy personal – la ciencia no es más que una herramienta para comprender la vida y el planeta – y el universo- en el que habitamos. Una herramienta para conocernos mejor a nosotros mismos, al menos en su parte física, a todas luces muy importante. Deberíamos pues saber mucho más de ciencia, mucho más de nosotros mismos y del entorno que nos rodea y del que dependemos, y no tanto de idiomas o de economía o de tecnologías. No sólo para poder protegernos de amenazas como la que ha conseguido encerrar en sus casas a la población humana del planeta (no he leído ningún comentario de los antivacunas estos días, por cierto), sino para procurarnos un futuro más sensato, más seguro y más esperanzador a nosotros y a nuestros hijos. Y para obligar a los gobernantes, de una puñetera vez, a invertir más en lo que realmente traerá properidad y seguridad a todas las naciones: los científicos que buscan las herramientas, los médicos que las aplican, y los educadores que enseñan a usarlas de manera lógica, sensata y empática con todos los seres vivos. O así debería de ser, ya que todos dependemos de todos. Lo estamos viendo estos días. Aprendamos de ello.
“Nuestros amigos animales no nos pueden transmitir la enfermedad Covid-19. Pero si nosotros estamos infectados, no debemos tener contacto con ellos para que el virus no se les quede en el pelo.”
Referencias:
Por:
María Josefa Rodríguez Gómez
Científica en el CSIC, integrante de la iniciativa Apadrina la Ciencia
Instituto de Salud Carlos III, carretera de Majadahonda-Pozuelo, km 2,2, Majadahonda, 28022 Madrid, Spain